Fidel Castro acabó su viaje. Pero para, quienes como él, somos atraídos por la utopía y buscamos al eterno «unicornio azul», nunca es el final, porque «al final del viaje comienza un camino» como decía Silvio. Ha muerto un gigante. Era un indignado cuando no se hablaba así. Cambió su sociedad. Fué una inspiración para miles de personas. Suscitó los odios del Imperio que intentó enterrarlo sin conseguirlo. A veces con acciones directas, o bien castigando a su pueblo creyendo que así, éste al que tanto amó, le derrocaría. Se equivocaron. Hizo que la segunda mitad del siglo XX fuera incomprensible sin su figura. Con otro Gigante, otro comandante también de la Revolución Cubana, Che Guevara.
La hostilidad del «amigo americano» le posicionó con el bloque soviético. Pero también inició nuevos caminos, su figura colaboró en la creación de posibles terceras vías como el Movimiento de Países No Alineados. Siempre con un discurso antiimperialista y de llamamiento a la Emancipación de los Pueblos del Mundo. Fué un gran orador,revolucionario, estadista. Quizá no supo o no pudo hacer avanzar suficientemente la revolución en medio de la Guerra Fría frente a una oposición imperialista con sus títeres de Miami que intentaron siempre acabar con él y la revolución. Pero empoderó la dignidad del pueblo cubano, del continente latinoamericano y de los pueblos del planeta que se opusieron al colonialismo primero y al imperialismo después. Un saludo y Hasta siempre.
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