¡Cuando la ciudadanía sale a la Calle, la Calle empodera a la Ciudadanía y la Ciudadanía se hace consciente de que tiene Poder! Hoy era repetido en los comentarios de los corrillos de la gente, la fuerza de la satisfacción, y la satisfacción de la fuerza. La sensación compartida de que semejante movilización da animos, fuerza y nos crea conciencia de la fuerza crítica y transformadora que podemos desplegar… Esto junto a la admiración de la solidaridad mostrada con una experiencia como Errekaleor que cuestiona el modelo de ciudad dominante, que pone nervioso al Alcalde Urtaran, a su partido PNV y a su aliado PSOE, que ensaya y demanda modelo de participación y democracia de y en la municipalidad asi como nuevas relaciones vecinales y de uso de recursos urbanos comunes, al tiempo que abre nuevas rutas en muy diversas direcciones transversales.
El enfoque de la movilización era muy interesante. No se trataba de mostrar solidaridad con Errekaleor -que también,- sino, y sobre todo, que la ciudadanía mostrara solidaridad consigo misma. Que la manifestación mostrara la diversidad de demandas, reivindicaciones, exigencias, estilos, plataformas sociales y tradiciones de los movimientos de la ciudadanía. Unidos y unidas por la insatisfacción de las respuestas institucionales a los cientos de demandas, enfoques, historias,.. unidos y unidas por la indignación, unidos y unidas en la negativa a aceptar la rendición a políticas impuestas y no sometidas a cdebate, consulta y participación popular.
Trece columnas mostrarían, y de hecho han mostrado, la diversidad de demandas y colectivos participantes en cada una de ellas… El cartel las mostraba. Trece ámbitos de acción que permitían acoger la diversidad de demandas y plataformas.. Con ello las tareas pendientes y también la transversalidad e interrelación. Era muy compartida la sensación de «bueno, a mi me hubiera gustado haber estado también en la columna de XX e YY pero claro, había que decidirse, y al final he ido con parte de mi gente con la que me siento mas identificado/a…».
Y también junto a este general regusto, animo y sensación de poder, otra parte del regusto sonaba a amargo, la sensación de como estas muestras de unidad y poder son puntuales, excepcionales, y que una vez que pasa el evento, perdemos esa unidad, fuerza y empoderamiento conjunto y cada cual nos vamos a cada espacio.. La sensación de falta de traducir ese poder que hoy la calle mostraba con fuerza y orgullo en algo mas capaz de aumentar colectivamente el poder y conseguir doblar/romper/superar el ciclo de políticas y dictados conservadores, neoliberales y austericidas.
Una conciencia de que nuestra Vitoria, Alava, y mas allá, necesita un símbolo y articulación de convertir la diversidad de demandas, derechos y experiencias concretas en un inmenso Errekaleor de todos y todas, de la ciudadanía y sus diversas expresiones organizadas en movimientos, plataformas, asociaciones, etc… pero no de forma puntual y respondiendo a los hostigamientos de las instituciones dominantes y sus políticas antipopulares, sino de forma permanente, basadas en la transversalidad, participación, democracia de base, derechos, experiencias, etc.. y aspirando a tomar poder para hacer otras políticas para hacer otra Vitoria, otra Alava, desde la gente, por la gente y para la gente.
Una construcción popular y ciudadana, que más allá de las demandas de cada ámbito y/o colectivo, que más allá de las fuerzas del cambio y para el cambio con las que cada cual se identifique, sea capaz de traducir la fuerza de esa unidad y transversalidad de la calle y la ciudadanía en alternativa y poder de la gente y sus movimientos.
Hoy no ha sido sólo un acto de inter e intra solidaridad ciudadana, ha sido una muestra de ensayo de poder, de visibilizar que es posible responder a políticas e iniciativas conservadoras, reaccionarias, mercantiles y del «status quo». Que es posible y necesario avanzar en construir poder ciudadano para ensayar, proponer y construir, alternativas
-energéticas,
-al paro y empobrecimiento,
-a la ciudad mercantil y capitalista,
-a la democracia de representación que solo se ejerce en momentos electorales,
-a las formas de comunicación e información mediatizadas por el mercado y el poder político,
-al precariado y sus condiciones que matan, enferman, empobrecen y excluyen
-a la violencia machista y patriarcal,
-al patriarcado y mercantilización del cuidado y la vida
-al estancamiento de los recursos y políticas públicas cada vez mas privatizadas y deterioradas,
-al sexismo, al racismo, al elitismo,
-a la mercantilización del Arte, la Creación y la Cultura,
-a las puertas giratorias,
-a la corrupción,
-al uso de las instituciones a favor de políticas para unos pocos y pocas,
-a las formas de comunicación y desplazamientos no inclusivos y sostenibles,
-a las relaciones humanas individualistas y productoras de soledad humana
-al deterioro y desigualdad del mundo rural,
-al control del capital en la construcción del suelo vivible y compartible de la ciudad
-a la ausencia de reconocimiento, consulta, negociación y participación ciudadana.
… y tantas demandas y expectativas que la ciudadanía siente, vive y sufre de este sistema y sus prácticas del poder económico, político y cultural hegemónico
Pasar de la sensación colectiva, transversal y de poder desde la diversidad de demandas y colectivos a la gestación y articulación más permanente, transformadora y empoderadora de esa fuerza y poder social y colectivo de las ciudadanas en acción.
Como decía el Manifiesto de Solidaridad de ESK
«Errekaleor pone de manifiesto, con el ejemplo de su trabajo diario, que otros modelos de vida son posibles, alejados del capitalismo, dejando a un lado el sistema hetero-normativo y patriarcal que nos imponen, promoviendo la autogestión o reivindicando vidas que merezcan la pena ser vividas. Mientras para toda Euskal Herria a día de hoy Errekaleor se ha convertido en una alternativa y un ejemplo, quienes están a las órdenes del insaciable y destructor capitalismo, con el alcalde Urtaran a la cabeza, han puesto en marcha toda su maquinaria para una vez más criminalizar y despreciar a todas aquellas personas que no se someten a su modelo»
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